Puesto que era una ciudad libre, Roma le había concedido el derecho de autogobierno. Cumplía también la función de ciudad judicial en la que el gobernador romano celebraba con regularidad importantes juicios y administraba la justicia. La ciudad estaba orgullosa de su importante estadio, su mercado, y su teatro. Este último se construyó en la ladera occidental del Monte Pion mirando hacia el puerto y tenía capacidad para unas 25.000 personas. En Éfeso, el culto imperial contaba con promotores muy
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